DEMOCRACIA Y LIBRE ALBEDRÍO (VIII)

 

Inquietudes

Democracia y libre albedrío (VIII)

Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO


Cualquiera que sea el sistema de gobierno, el orden social que este persigue se basa en el cumplimiento de normas. No importa quien las dicte ni como, así como tampoco si con ellas se busca o no realizar valores colectivos destinados al bien común.

 

El orden social es el sometimiento de las personas a un conjunto de normas, cuya aplicación hace surgir entre ellas las relaciones que permiten realizar las finalidades de quien las dicta. De este modo, basta que haya sometimiento a las normas para que exista orden social. Sin embargo, hay profundas diferencias entre el orden social que se obtiene con un sistema de gobierno democrático, y el orden social que pueda lograrse con un sistema de gobierno monárquico, oligárquico, aristocrático o tiránico.

 

En todos los órdenes hay sometimiento, pero mientras en el sistema democrático la sujeción obedece a un reconocimiento de las normas, que significa una identificación y aceptación por parte de los ciudadanos respecto de los valores que ellas buscan realizar, por lo cual su cumplimiento se realiza con conciencia y voluntad libre, en los demás sistemas de gobierno el cumplimiento de las normas es consecuencia del miedo a la represión que acarrea su incumplimiento.

 

 

    Es cierto que la inobservancia de las normas jurídicas da lugar a la imposición forzada de las mismas y a las sanciones propias del derecho, sin importar el sistema de gobierno que rija, pero en las democracias la imposición forzada y las sanciones están establecidas institucionalmente, mientras que en los demás sistemas de gobierno una y otras dependen de la voluntad omnímoda del gobernante aunque aparentemente se encuentren institucionalmente reglamentadas.

 

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