ÉTICA Y ESTADO (II)
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Ética y Estado (II)
Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO
Todas las sociedades tienen códigos morales que regulan la conducta
de sus miembros, de conformidad con la concepción que ellas tienen del
soberano bien. Algunas son orientadas
por un código moral único, como lo estuvo Colombia hasta la entrada
en vigencia de la Constitución Política de 1991. En todas las sociedades latinas ha
regido tradicionalmente un monismo moral de inspiración católica, pero el
proceso de globalización ha venido transformando esta situación mediante el
establecimiento de regímenes de democracia liberal que permiten y fomentan el
pluralismo político y moral. El monismo moral era el clima normal del
mundo en la época anterior a la globalización, pero llegada ésta y establecida
la democracia liberal, los códigos morales únicos en las
sociedades occidentales han venido siendo reemplazados por
una variedad de códigos morales en una misma sociedad.
La implantación de la democracia liberal no es, sin embargo, por si
sola, la solución a los problemas sociales que genera el surgimiento en una
sociedad de una diversidad de códigos morales. Como dice Adela Cortina,
la desaparición del código moral único en una sociedad y su reemplazo
por una diversidad de códigos, puede ser interpretada por sus miembros de tres
maneras, dependiendo de la valoración que hagan de la pérdida de los antiguos
valores y de la existencia de diversas perspectivas morales: i) como un
vacío moral, ii) como un politeísmo de los valores éticos, y iii) como un
pluralismo moral.
¿Qué ha ocurrido en Colombia con la pérdida de la vigencia del código
moral único creado por inspiración de la Iglesia Católica y mantenido por mucho
tiempo bajo su tutela?
La citada autora española dice que la primera hipótesis es
imposible en todo lugar, porque no pueden existir sociedades ni personas sin
valores. Por eso, en nuestro caso, sostengo que los valores y principios
morales que han llenado lo que se percibe como un "vacío moral"
son los valores y principios del individualismo liberal en su vertiente
económica, revividos en el neoliberalismo: Afán de lucro, especulación
financiera, explotación del hombre, exaltación a ultranza del consumo,
deificación del dinero, facilismo, astucia, hedonismo, moda, frivolidad, goce
del presente y privilegio de Ia apariencia sobre la realidad, entre otros.
Pero entre nosotros, junto con la primera, también se está
cumpliendo la segunda hipótesis, a saber: El politeísmo moral, la cual, por
obvias razones, es calificada como indeseable por la filósofa Cortina que
la denomina "Babel de códigos morales", pues estos son
defendidos por los distintos grupos sin encontrar ''un espacio
común de diálogo, desde el que enfrentar conjuntamente los retos
éticos". El politeísmo ético consiste, precisamente, "en creer
que cada grupo opta por una escala de valores de un modo tan arbitrario que es
imposible descubrir puntos de encuentro. 0 lo que es lo mismo, que
las cuestiones éticas son totalmente "subjetivas'".
La tercera hipótesis, la del pluralismo moral, es la interpretación
sobre la que, en opinión de la autora, vale la pena trabajar porque
responde a lo mejor de las aspiraciones humanas. Infortunadamente, en Colombia
impera el politeísmo moral o "Babel de códigos morales" y no
encontramos todavía -porque no hemos empezado a buscarlos- puntos de encuentro
que nos permitan construir.
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