CRISIS ECONÓMICA, LA MORAL Y LA EDUCACIÓN (I)
Crisis económica, la moral
y la educación (I)
Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO
Si
admitimos que la crisis económica es un fenómeno provocado por comportamientos humanos, y no por
sucesos
naturales, tendremos que admitir también que dicha crisis es causada por una crisis moral. Por eso, para entender la crisis, hemos de reflexionar sobre la moral, y por ende habremos de
pensar en la libertad y en la responsabilidad, puesto que somos seres morales porque tenemos racionalidad y libertad. No debemos
olvidar que, como dice el
iusfilósofo mexicano García Maynez, la conducta es el ejercicio que el hombre
hace de su libertad.
En el análisis de los conceptos de libertad y responsabilidad suele afirmarse que la otra cara o la contrapartida de la libertad es la responsabilidad. Lo que parece que quiere decirse y lo que muchos entendemos con este aserto es que la responsabilidad es una consecuencia de la libertad; en otras palabras: cuando una persona obra libremente, ella debe responder por las consecuencias de sus actos.
Este juicio se adecúa o corresponde a una idea fundamental de la cultura occidental: el ser humano es libre, es decir, tiene
dominio de sí. Esto quiere decir que el hombre puede sobreponerse a sus tendencias, inclinaciones, hábitos y
condicionamientos, hace lo que quiere hacer y
no hace lo que no quiere hacer; por tanto se autodetermina en su conducta, y,
en consecuencia,
es responsable, esto es, debe responder por las modificaciones de la realidad
que sus actos producen. Como es evidente, esta responsabilidad es una consecuencia de la libertad, y por esta razón
se denomina responsabilidad consecuente.
En cuanto a la libertad, no me refiero a la libertad de hacer, que tiene naturaleza política y es concedida por los Estados, esa libertad por la que los pueblos han librado tantas luchas y que se encuentra consagrada en la Constitución y en las leyes; aludo a la libertad de querer, también llamada libertad moral, libertad interior o libre albedrío, que tiene naturaleza psicológica y consiste en la capacidad humana de tomar decisiones y ejecutar los actos bajo el señorío de la razón, en vez de hacerlo arrastrados por el determinismo de las tendencias instintivas, inclinaciones, hábitos y condicionamientos.
En el hombre coexisten el determinismo de la naturaleza y
la libertad, aquel
en forma actual y activa desde el nacimiento y esta en forma potencial durante un
tiempo hasta alcanzar cierta
maduración biológica y psicológica. En este
momento las personas adquieren de modo natural la capacidad para ejercer la
libertad moral o libre albedrío; el nivel de dicha capacidad es, en el momento
de adquirirla, incipiente y está reducida a la autodeterminación respecto de actos relacionados con la satisfacción de sus apetitos sensibles, y así permanece, a menos que se eleve su nivel con la educación y mediante esfuerzos
personales suficientes.
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