EMPEZAR CON UN FIN EN MENTE

 


-Inquietudes-16 de octubre de 2007

                                                    


Empezar con un fin en mente

 


Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO

 


La proactividad -el hábito básico de Los 7 habitos de la gente altamente efectiva, de Stephen R. Covey-, es un hábito vacio, si se le deja aislado de los demás. Aunque él implica la gula de valores y principios eticos pare la realización de los actos de las personas, la transformación del carácter exige algo más: una dirección al obrar que le dé sentido al querer del sujeto en cada acto que ejecuta. Este sentido lo da el segundo habito, denominado "Empezar con un fin en mente".

 

Todos los actos humanos tienen siempre un fin. Pero el fin de cada acto debe armonizar con el fin de la vida total del sujeto, fin que encarna su aspiración y propósitos, la justificación de su vida, lo que el debe hacer para ser lo que quiere ser. Adquirir el segundo habito "Empezar con un fin en mente" implica crear una misión para mi vida, una razón de ser de ella, una meta vital fundamental, de modo que todo lo que yo haga sea congruente con ese fin último o total. Sin este gran fin, una vida humana carece de un profundo sentido y todo lo que la persona hace está enderezado a salir de una situación para llegar a otra por azar, y continuar así una vida improductiva, como un "velero sin puerto", para el que "cualquier viento es bueno".



El segundo hábito parte del principio de que todas las cosas se crean dos veces: primero mentalmente y despues físicamente. La creación física vendrá después, con el tercer hábito. Usando una metáfora de la informática, podemos decir que por el primer hábito somos el programador, y por el segundo definimos el programa que habremos de diseñar. Después, con el tercer hábito, vendrá la ejecución del diseño del programa.

 

El segundo hábito se basa en el principio de liderazgo personal. Cuando yo decido "Empezar con un fin en mente", ejerzo mi liderazgo sobre mi propia vida, y este liderazgo es mi primera creación. La segunda será la administración de mi vida, es decir, la realización de la actividad que persigue el fin en mente. Liderazgo y administración se encuentran en una misma línea cuyo límite superior lo ocupa el primero y el inferior lo ocupa la segunda. La administración pregunta: ¿Cómo puedo hacer mejor ciertas cosas?", y el liderazgo pregunta: “¿Cuáles son las cosas que quiero realizar?". Peter Drucker dice: "Liderar es (elegir) hacer las cosas correctas", "Administrar es hacer las cosas bien".

 

 

 

 

 

 

 


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