CRISIS ECONÓMICA, LA MORAL Y LA EDUCACIÓN (VII)
Crisis económica, la moral y la educación (VII)
La responsabilidad antecedente léase bien: responsabilidad antecedente, que es la responsabilidad que
no tuvieron los
provocadores de la crisis que padece el mundo, por lo cual fueron codiciosos e irresponsables, y por
ende inmorales,
debe ser aprendida, y por lo tanto enseñada-.
Difícilmente una persona puede comprender sin ayuda de otra persona
competente, por ejemplo: que el hombre es un ser determinado pero a la vez Libre: que mediante el
ejercicio de sus facultades de la inteligencia y la voluntad puede alcanzar el predominio de su componente racional de
libertad de querer, moral,
interior o libre albedrío sobre su componente de determinación natural,
predominio que constituye la diferencia específica del hombre frente a los
otros animales;
que la inteligencia y la voluntad deben ser cultivadas con ayuda de otros pero con un gran esfuerzo
persona, para
convertirse cada persona realmente en un ser racional y libre: que el bien plenario para el
hombre consiste en
realizar su desarrollo de conformidad con su propia naturaleza corporal, espiritual, racional,
volitiva, libre, social
y trascendente, cosa que es imposible sin el desarrollo adecuado de sus facultades superiores
de la inteligencia
y la voluntad; que el otro y los otros forman parte de su vida humana, y por tanto el bien
plenario de un hombre
no puede concebirse como edificado sobre el mal de otro u otros, sino sobre el bien
social, que comporta el bien individual de cada
miembro de la sociedad.
Solo
conocimientos de este tipo pueden constituirse en motivos y generar móviles capaces de superar
la poderosa
fuerza de las tendencias y apetitos sensibles. En otros palabras: solo mediante
la educación y con esfuerzos personales el hombre puede contrarrestar las poderosas
fuerzas sensitivas que operan en su fuero interno, para lograr el predominio sobre ellas de la
razón.
Podemos afirmar con seguridad que los personajes que provocaron la crisis económica
con su conducta inmoral,
no fueron educados para adquirir la responsabilidad antecedente que posibilita la libertad de
querer, libertad
moral, interior, o libre albedrío, esa que consiste en la capacidad de romper el orden simbólico
interno constituido
por sus tendencias instintivas e inclinaciones, actitudes, hábitos y condicionamientos, y de
proponer nuevos
modelos de pensamiento y de acción convenientes al bien plenario del hombre. Por
eso ejercieron irresponsablemente la libertad de querer, moral, interior o libre albedrío.
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