LA MISIÓN PERSONAL
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30 de Noviembre de 2007 |
La misión personal
Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO
Según Stephen R. Covey, el modo más efectivo de empezar con un fin en
mente consiste
enelaborarunenunciado de la mision personal. La misión de una persona se centra en lo que ella quiere
ser, es decir, en su
carácter, y en lo que quiere hacer, o sea, en las aportaciones yl ogros que aspira alcanzar, y en los valores y
principios que dan fundamento al ser y al hacer.
Para escribir la misión personal
tenemos que empezar por el centro mismo de
nuestro círculo de influencia, que está compuesto por nuestros paradigmas básicos, los cuales son como Ia lente a travás
de la cual vemos el mundo.
Estos paradigmasdeterminannuestraconducta y por ello son la fuente de nuestra seguridad, nuestra guía, nuestra sabiduría y nuestro
poder. Estos factores son interdependientes y cada uno este en algún punto de un continuum que va, en la seguridad, desde la inseguridad extrema hasta un sentido
profundo de Ia valía y la
seguridad; en Ia guía, desde ladependenciadelespejo social hasta la fuerte dirección interior; en Ia
sabiduría, desde un mapa
por completo inexacto hasta un mapa de la vida completo y exacto; y en el poder, desde la condición de marioneta movida por algún
otro y la capacidad de
actuar en concordancia con los propios valores y principios, sin ser actuado
por otras personas.
La situación de estos factores
esta en función de nuestro centro de paradigmas básicos.
Estos deben ser el objeto
de nuestra autoconciencia para evaluarlos con nuestra conciencia moral y sustituirlos, si es
el caso, por otros
con la ayuda de nuestra imaginación.
Cadapersona tiene un centro con paradigmas nucleares,
que repercuten en todos los aspectosdenuestravida.Algunos.de ellos son: centros o paradigmas
centrados en el cónyuge;
centros o paradigmas centrados en la familia; centros o paradigmas centrados en el dinero;
centros o paradigmas
centrados en el trabajo; centros o paradigmas centrados en las posesiones;
centros o paradigmas centrados
en el placer; centros o paradigmas centrados en amigos o enemigos; centros o
paradigmas centrados en la iglesia; centros o paradigmas centrados en uno mismo.
El contenido
de cada uno de estos paradigmas es importante, pero la vida de una persona no debe estar centrada en uno solo de tales
centros, o en varios, sino que la persona debe distribuir sus inclinaciones en
todos ellos, guiada por los valores y principios éticos. De esta suerte, la
persona debe estar centrada en los valores y principios, los cuales le
suministran direcció al obrar en general, dándole seguridad, guía, sabiduría y
poder.
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