LA DIGNIDAD HUMANA III
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La dignidad humana (III)
Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO
Hemos dicho que el espíritu -componente del compuesto humano, junto
con el cuerpo- es el fundamento de la dignidad humana. Merced a la
operación de su espíritu, el hombre tiene la prodigiosa capacidad de
hacerse a sí mismo, es decir, de construir su propio ser moral sobre
la base de la obra inconclusa de la naturaleza.
Pero hace falta saber que es el espíritu, cuál es su esencia. No
obstante, es imposible definirlo por tratarse de una categoría primaria que
tiene un alto grado de abstracción y generalidad y por lo mismo carece de
género próximo y por ende de diferencia específica.
Además, el espíritu es un objeto simple, que no tiene partes,
y no ocupa espacio. Por eso, es decir, por su unicidad e inmaterialidad,
algunos afirman que no existe. Pero sabemos que no solo lo material,
existe, y. aunque no podamos definirlo, hay pruebas de la existencia
del espíritu en el hombre. Estas pruebas son las siguientes:
a) La capacidad de abstracción. Esta es la base del pensamiento y
el lenguaje humanos, es decir, de la racionalidad. Esta capacidad le
permite separar la esencia común de varios objetos pertenecientes a un
mismo género, de las singularidades de cada uno de los objetos,
reemplazando así" sus diversas realidades individuales por un símbolo
mental que los representa a todos ellos. Este símbolo es el concepto, mediante
la conexión de los cuales el hombre forma juicios, que son los actos por
los que el espíritu afirma una cosa de otra. El juicio constituye la
estructura fundamental del pensamiento y mediante la conexión de unos.
juicios con otros, el hombre forma raciocinios, operación de la razón que
permite conocer y juzgar las cosas.
b) Capacidad de concebir seres inmateriales. Los objetos materiales son
percibidos por el hombre a través de sus sentidos. De estos objetos el
hombre se forma conceptos. Pero existen objetos inmateriales que
son concebidos por el hombre pero no a través de su sensibilidad sino
mediante una operación espiritual. Ejemplos son los objetos lógicos,
psíquicos, culturales, matemáticos, religiosos. Sin el conocimiento de estos
objetos inmateriales el hombre no podría comprender el mundo, constituido
por una trama prodigiosa de objetos materiales e inmateriales, y por lo tanto
no podría vivir en él.
c) Capacidad de reflexión. A través de su conciencia (inteligencia)
el hombre conoce los objetos. Este conocimiento es necesario pero no suficiente
pare alcanzar los objetos que necesita y desea para su subsistencia.
Es preciso, por esto, que el hombre se perciba, se sienta, se conozca
a sí mismo y se autoposea. De este modo se percibe a sí mismo separado del
mundo objetivo y puede, por lo tanto, orientar su voluntad hacia los
objetos que el necesita y quiere. Y esto puede hacerlo fundamentalmente a
través de su capacidad de reflexión, que consiste en el poder de hacerse a
sí mismo objeto de su propia conciencia convertida en autoconciencia.
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