EL NOMBRE DE LA ÉTICA EN CÓRDOBA


Juan Francisco Pérez Mercado (1937-2011)
El nombre de la ética

Octubre fue el mes en que nació y murió don Juan Francisco Pérez Mercado, el nombre de la ética en Córdoba. Nació el 3 de octubre y ayer sábado, a la edad de 74 años, falleció como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, según informaron sus familiares. Don Juan será recordado por haber sido un hombre correcto, disciplinado, responsable y feliz. Estaba casado con Tarcila Palomino Arteaga, con quien tuvo cuatro hijos: Ana Teresa, Óscar Alejandro, Juan Francisco y Paulino (q.e.p.d.).
 Fue durante 25 años director de la Caja de Compensación Familiar de Córdoba (Comfacor), trabajo que le mereció más brillo del que ya gozaba gracias a sus acciones cívicas. Fue profesor universitario de Derecho canónico, sociología jurídica, filosofía del derecho, teoría del derecho y ética. En el año 2005 recibió el título Honoris Causa de doctor en derecho por la Fundación Universitaria Luis Amigó y ese mismo año EL MERIDIANO de Córdoba lo exaltó como uno de sus personajes en el 10º aniversario de la casa periodística, otorgándole una distinción en la categoría Cívica. Fue columnista de EL MERIDIANO de Córdoba y director de Comfacor. Se caracterizó por su comportamiento ejemplar, sus reflexiones sobre la ética y su respeto por la condición humana.
  


En octubre de 2005 el editor cultural de ¡Mi periódico!, Carlos Marín Calderín, lo entrevistó a propósito del lanzamiento de su libro La perfectibilidad humana. Esos pensamientos queremos reproducirlos hoy para recordar a un ser humano ejemplar.


¿Cómo vivir en libertad en esta época de sobre información, globalización y cambios constantes?


La libertad es lo único que nos protege de la manipulación de los medios de comunicación masiva. Solamente un hombre libre puede resistirse a las fascinaciones de los medios. El joven debe aprender de los mayores –en los centros educativos y en su familia–, la forma de desarrollar esa libertad, que consiste en el dominio de sí, en dominar sus apetencias, sus emociones, pasiones, intereses, instintos; no para reprimirlas, no para anularlas, no para no gozarlas, sino para canalizarlas orientadas por la razón.

 ¿Qué es una virtud?

La interiorización de un valor humano. El valor debe ser tomado por la persona interesada en perfeccionarse y meterlo en su cuerpo para que se transmute en conducta. ¿Cómo se hace eso? Realizan-do un acto honesto, si se trata del valor honestidad; un acto veraz, si se trata del valor veracidad; un acto solidario, si se trata del valor solidaridad. De esa manera pasa de potencia a acto, hasta que la persona adquiere el hábito de obrar siempre desarrollando ese valor.


¿Cómo se aprende a vivir con los defectos?

Vivimos permanentemente aprendiendo, porque permanentemente vivimos actuando. El acto malo son los defectos, los vicios. Es imposible evitar adquirirlos, sobre todo en esa etapa de la vida en la que todavía no somos dueños de nosotros mismos, y no tenemos la capacidad sicológica suficientemente desarrollada para discernir y rechazar aquello que no nos conviene, sino que vamos recibiendo la orientación de los adultos y nos metemos en la corriente de la vida.


Es nuestro deber, cuando hayamos adquirido la madurez biológica y sicológica, hacer uso de nuestra capacidad de libertad interior para modificar esos defectos y vicios, y transmutarlos en cualidades y virtudes. Uno no puede evitar los defectos que tiene, pero sí debe hacerse consciente de ellos, identificarlos y superarlos.

"No puedo aprender algo si no lo hago. Si quiero hacer algo es porque mi voluntad me permite decidir hacerlo. Uno no hace lo que no
quiere. Pero cuando lo hago empiezo a incorporar ese modo de comportamiento a mi carácter": Juan Francisco Pérez.

¿Qué tan fuerte es la influencia de los medios en los jóvenes?

Es muy fuerte relativamente a la debilidad de los jóvenes que no han sido orientados y en quienes no se ha desarrollado esa capacidad de oponerse y resistirse. ¿Esa obligación quién debe cumplirla? Ni siquiera el joven mismo, porque él todavía no tiene discrecionalidad de juicio, madurez biológica ni sicológica para hacer uso de las facultades que nos dio Dios; debe hacerlo la sociedad, y dentro de esta las instituciones de la familia y las educativas. Y, naturalmente, todo aquel que ejerce poder. Hoy asistimos a la época en que todos somos educadores, pero tenemos que educar con el ejemplo, y el ejemplo que más se imita es el ejemplo de los que ejercen poder.

¿Por qué mucha gente tiende a admirar o a valorar al malo, al ilegal, al poderoso, y no a quien consiguió todo lo que tiene con trabajo honesto, dedicación y sacrificio?

Los valores tienen una característica que se llama polaridad. Esta consiste en que un valor siempre está intrínsecamente acompañado de su contravalor. Los valores no dependen de la subjetividad humana. Los valores tienen una cierta objetividad, pero no total. Para la existencia plena de los valores es necesaria una subjetividad que los capte, que los perciba, que los aprecie. El valor está ahí, pero si no hay un sujeto que lo capte en toda su dimensión, sin confundirlo, entonces el valor queda distorsionado.


"Cuando sentimos que
estamos perdiendo la alegría por disfrutar de un solo placer debemos retirarnos. Esa capacidad la da la templanza": Juan Francisco Pérez M.

Hay algo que se ha venido llamando valor, y que consiste en aquello que produce placer. Pero esa es la teoría subjetiva del valor. En esta sociedad, y en toda sociedad, hay paradigmas. Es decir, grandes valores, grandes pautas de conducta, que definen el modo de pensar y de actuar. Y unos de los grandes paradigmas de esta sociedad son los paradigmas del hedonismo, del facilismo, del poder y del dinero. Entonces, todo lo que se relaciona con estos a la gente le parece bueno. Pero esa es una valoración equivocada. Lo que es bueno vale solo porque favorece el desarrollo humano. Y favorecer el desarrollo humano es contribuir a que una persona se desarrolle conforme a su propia naturaleza corporal y espiritual. El desarrollo humano no consiste solo en gozar, en el hedonismo, en tener dinero para comprar, en tener prestigio y fama. No. Consiste en el crecimiento espiritual de la persona. Los demás son valores equivocados.


¿Hay valores en la guerra?

Indudablemente. Toda sociedad tiene valores. Pero no por el hecho de ser valores para ella son auténticos valores éticos o de otra índole. El valor está incrustado en la cultura y la cultura es un acondicionador de cerebros, pero lo único que puede contra la cultura de la violencia, de la corrupción, del imperio del dinero, es la libertad humana. Solo un hombre que haya desarrollado la libertad tiene la capacidad de sustraerse de esa influencia y decir: 'La cultura quiere que yo haga esto, pero a mí no me parece y no lo voy a hacer'. Esa es la capacidad que hay que tratar de desarrollar en la educación, en la vida, en lo personal.


¿Por qué nuestro carácter depende en gran medida de nosotros mismos?


El carácter es el modo de ser de una persona. Es la configuración de los aprendizajes de una persona en su vida y que toman la forma de actitudes, hábitos, condicionamientos y paradigmas. Del carácter brotan los actos de la persona, pero también el carácter lo hacen los actos de la persona. Es una paradoja. No puedo aprender algo si no lo hago. Si quiero hacer algo es porque mi voluntad me permite decidir hacerlo. Uno no hace lo que no quiere. Pero cuando lo hago empiezo a incorporar ese modo de comportamiento a mi carácter. Es mi voluntad la que decide desde mi libertad. Si realizo el acto comienzo a aprenderlo.


¿Cómo se vive mejor en esta sociedad?

En esta sociedad, y en cualquiera otra, la mejor forma de vivir es fortaleciendo las capacidades humanas, pero básicamente la inteligencia y la voluntad. Dentro de la voluntad está la libertad, que es una cualidad de esta. La inteligencia debemos potenciarla con la virtud de la prudencia. ¿En qué consiste la prudencia? En el contexto filosófico en que yo estoy utilizando el término significa el hábito constante de examinar la realidad antes de actuar sobre ella. Todo acto humano modifica la realidad externa.


La voluntad se orienta con la virtud de la justicia, que consiste en el hábito de dar a cada persona lo que le corresponde, y de no quitarle lo que es suyo. ¿Por qué la justicia es virtud de la voluntad? Porque la mayoría de nuestros actos son relacionales, es decir, comprometen a otros y por eso debemos cuidar de no hacerles daño.


En la celebración de los diez años de fundación de EL MERIDIANO de Córdoba, don Juan Francisco Pérez Mercado fue homenajeado por su aporte a la sociedad. Fue el personaje escogido en la categoría Cívica. En esa oportunidad le entregó el galardón Julio Armando Salleg Taboada, miembro fundador de ¡Mi periódico!



La tendencia instintiva que nos orienta al placer posee la virtud de la templanza, y consiste en evitar que el disfrute de un placer nos robe la alegría, que a la vez consiste en el goce de todos los placeres que una persona tiene en el horizonte de su vida. La alegría no puede suministrarla un solo placer, que no es más que la satisfacción de una necesidad.

Toda persona tiene necesidades natura-les y culturales, y su alegría depende de la satisfacción de esas necesidades. Pero cada placer es absorbente y excluyente, y cuan-do disfrutamos de un placer queremos permanecer allí, y allí. Cuando sentimos que estamos perdiendo la alegría por disfrutar de un solo placer debemos retirarnos. Esa capacidad la da la templanza".

¿Retirarse de ese placer es doloroso?

Indudablemente, pero es racional y contribuye al desarrollo de la persona. Porque al separarse de ese placer que le roba la alegría, uno se conecta de nuevo con todos los demás placeres. La tendencia instintiva que nos orienta al bien arduo tiene la virtud de la fortaleza o valor. Su función es la de superar los miedos y temores, que nos da la lucha por los bienes elevados y difíciles, los que casi siempre son bienes sociales. La virtud de la fortaleza consiste, no en eliminar esos miedos y temores, sino en superarlos. ¿Y qué es superarlos?, actuar, tras el cumplimiento del deber, a pesar del miedo, a pesar del temor.




Comentarios

  1. Es profundamente honroso para mí poder realizar la entrega de la segunda fase del blog como homenaje a la vida y obra de mi padre Juan Francisco Pérez Mercado, hoy 22 de octubre, en el aniversario de su partida.

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    1. Una manera hermosa de honrar a tu padre. Su ética,sus pensamientos,su honorabilidad y actuar impecables ,hicieron de él una persona diferente que resistiò a las presiones sociales.
      El ha dejado en nosotros una huella imborrable de amor y ternura hacia su familia
      Esta tarea tan significativa y loable que estás haciendo,quedará perenne en el corazón y en el actuar de cada uno de nosotros

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  2. Su construcción está concebida en cuatro fases, como retribución a su labor paterna y para visibilizar su legado.

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  3. Gratitud a mis hijos Juan Francisco y Oscar Alejandro por el interés demostrado en la consecución de los artículos publicados y a mi hija Diana Carolina y a su esposo Luis Alfonso por las facilidades tecnológicas brindadas para poder realizar la transcripción de más de cien artículos incorporados al blog.

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  4. Estoy de acuerdo los medios de comunicación la publicidad y la sobre información satura la conociencia y voluntad de los más jóvenes los valores que se puede hacer más notorios y altruistas pueden llevar a un joven a un sistema sólido de valores y en la guerra y medios saturados perseguir nobles ideales

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    1. Este mensaje tiene la finalidad de rememorar la partida de nuestro inolvidable Juan Francisco Pérez Mercado,quien fue un ser maravilloso por su humildad y la nobleza de su gran corazon.Hoy se cumplen 9 años de ya no estar entre nosotros,mis oraciones a Dios para que su Alma descanse en paz y que brille para él eternamente la luz perpetua....Siempre lo recordaré con especial cariño y mucho amor..Juan,,Francisco Pérez Mercado, EL GRANDE 🙏

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