PARADIGMAS DE INTERDEPENDENCA
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30 de Noviembre de 2007 |
Paradigmas
de interdependencia
Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO
Los 3 hábitos que hemos explicado: La proactividad, empezar con
un fin en
mente y establecer primero lo primero, son hábitos que nos permiten alcanzar "victorias privadas".
Los 4 hábitos
restantes -con excepción del ultimo: Afilar la sierra-, son hábitos que nos proporcionan "victorias públicas".
Las victorias privadas consisten
en el logro del dominio de
nuestra voluntad independiente y nuestra conciencia moral sobre nuestros impulsos,
sentimientos y estados de ánimo. Es una victoria sobre sí mismo y por eso Covey la llama victoria privada.
Las "victorias públicas"
se relacionan con logros de justicia frente a otras personas respecto a las cuales somos interdependientes. Por eso son
públicas: Trascienden el ámbito de nuestra
intimidad y llegan al de la interdependencia. La interdependencia es la realidad humana, puesto que ser
humano consiste en convivir con seres semejantes, a quienes damos y de quienes recibimos humanidad a través del contacto, el
intercambio y el
reconocimiento recíprocos.
Nuestras potencialidades humanas
no podrían actualizarse
y desarrollarse sin la Convivencia con seres semejantes a nosotros. Por eso somos
interdependientes, es decir, dependemos unos de otros. No somos seres autárquicos sino seres
constitutivamente sociales, cuyas necesidades no pueden ser satisfechas sino en
comunidad.
La paradoja de la interdependencia
es que para derivar de
ella relaciones gratificantes, es imprescindible haber logrado antes la
independencia, pues solo una persona proactiva puede dominarse a sá misma, "tener un fin en mente" y hacer
"primero lo primero", a fin de autodirigir su conducta y orientarla
hacia la justicia frente al otro con el que interdependo. Lograr esa justicia es
una victoria pública,
la cual exige como pre-requisito una victoria privada. Solo proporcionando la justicia, las relaciones humanas pueden darnos
gratificaciones constitutivas de éxito y felicidad.
Nuestra falta de visión, de
liderazgo y administración nos producen un dolor crónico que sobrellevamos. Este dolor proviene de nuestro carácter,
es decir, de nuestro modo de ser, de lo que somos, y no de lo que decimos o hacemos. Pero los problemas de
relaciones con otras personas nos producen un dolor agudo -que es siempre un síntoma
del dolor crónico que padecemos-, el cual sufrimos muy conscientemente y queremos que
desaparezca.
Para curar el dolor crónico, que
es la causa del dolor agudo, debemos transformar nuestro carácter adquiriendo los 3 primeros hábitos que
operan en nuestra intimidad, que es el ámbito de las
victorias privadas. Pero en los terrenos de la interdependencia, que es el ámbito de las victorias públicas, debemos conocer
y practicar los paradigmas
de la interdependencia que conducen a situaciones gratificantes y hacen un significativo aporte a la vida exitosa y feliz de las personas
altamente efectivas.
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