LA VIRTUD DE LA FORTALEZA II

Inquietudes- 14 de noviembre de 2008


 La virtud de la fortaleza (II)


 Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO

La virtud de la fortaleza o valor quevenimos analizando, contiene la ira corno un ingrediente. Joseph Pieper dice: "El valiente o fuerte hace uso de la ira en el ejercicio de su propio acto, sobre todo al atacar, porque es propio de la ira abalanzarse contra el mal.

   No obstante, debe quedar bien sentado que lo más propio de la fortaleza no es el ataque, ni la confianza en sí mismo, ni la ira, sino la resistencia y la paciencia. Mas no -y nunca se repetirá lo bastante- porque la paciencia y la resistencia sean en absoluto algo más perfecto que el ataque y la confianza en sí, sino porque el mundo real está constituido de forma que solo en el caso ya descrito de extrema gravedad, el cual no deja otro margen a la actitud de oposición que a resistencia, puede revelarse la última y más profunda fuerza anímica del hombre. 

   El sistema de poder de "este mundo" está de tal manera estructurado que no es en el encolerizado ataque, sino en la resisten cia, donde se esconde la última y decisiva prueba de la verdadera fortaleza, cuya esencia puede encerrarse en esta formula: amar y realizar el bien, aún en el momento en que amenaza el riesgo de la herida o de la muerte, sin jamás doblegarse ante las conveniencias". 

   Creo que es conveniente repetir que la virtud de la fortaleza se denomina tambien valor, para resaltar que no se trata de fuerza fisica sino de fuerza moral, de arro jo frente al riesgo de las heridas o ante las amenazas de muerte. Empero, esta cualidad es necesaria pero no suficiente para constituir la virtud de la fortaleza o valor; para ello es preciso tambien el requisito de que lo que se persigue con la acción sea el bien, o como lo hemos dicho ya, la justicia.

   Tras esa meta, en situaciones de extrema gravedad, repetimos, la auténtica fortaleza o el genuino valor consisten en la resistencia y la paciencia. Porque "Detrás de toda gran paciencia se esconde una gran seguridad", como dijo el inolvidable biógrafo austríaco Stefan Zweig.

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