EL LIDERAZGO (II)


 


El liderazgo (II)

Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO

 

 

Las otras tres grandes dimensiones de la personalidad son las siguientes:


     Ajuste: Esta dimensión de la personalidad comprende rasgos de estabilidad emocional. Se sitúa entre la constancia y el cambio emocional. Una persona estable tiene autocontrol, es tranquila, resiste a la presión, es segura y positiva y tiene tendencia a elogiar a los demás. Una persona inestable no tiene control, no resiste a la presión, se muestra nerviosa, insegura y negativa y tiende a criticar a los demás.

 

Escrupulosidad: Los rasgos comprendidos en esta dimensión están relacionados con el logro y con la condición de responsable y digno de confianza e irresponsable y no confiable.

 

Apertura a la experiencia: Esta dimensión comprende rasgos relacionados con la disposición a cambiar y probar cosas nuevas. Quienes muestran una marcada apertura a nuevas experiencias buscan el cambio y prueban nuevas cosas, mientras que quienes tienen una disposición baja a la apertura evitan toda modificación y novedad.


Los líderes efectivos tienen rasgos característicos:

 

Si bien es cierto que no hay una lista aceptada por todos los estudiosos y que no todos los líderes eficaces poseen todos estos atributos, existen rasgos que cuentan con un sustento empírico sólido. Son nueve rasgos que pueden ser poseídos actualmente por un líder o ser cultivados con esfuerzos por él.

 

1.      Dominio: Los buenos lideres desean ser directivos y asumir responsabilidades, aunque no son demasiado autoritarios ni usan un estilo intimidatorio. Este rasgo pertenece a la dimensión emocional.

 

2.      Gran energía: Ubicada en la dimensión de la escrupulosidad, este rasgo indica que la persona tiene empuje y trabaja arduamente para lograr objetivos. Toma la iniciativa y crea mejoras sin pedir permiso; no hay que decirle lo que debe hacer.

 

3.      Confianza en sí mismo: Este rasgo va de acentuado a débil, e indica si la persona confía en sus propios juicios, si está segura de sus decisiones, ideas y capacidades, y si fomenta la confianza. Sin embargo, se trata de una confianza realista en su persona; los demás no Ia perciben como arrogante “sabelotodo".

 

 

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