EL FIN DE LA ÉTICA
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-Inquietudes-27 de julio de 2007 |
La determinación natural y la búsqueda racional del bien, ponen de relieve algo fundamental en el tema que
estamos analizando: el hombre actúa siempre en busca del bien, nunca del mal. 0, coma dice la escolástica,
el hombre siempre
actúa sub ration boni, es decir, bajo
razón de bien o en vista del bien. Por tal razón el fin de todos los actos humanos,
es, per se, el bien. El mal solo aparece per acciden.
La única via racional que tiene el hombre para, digámoslo así, calmar sus ansias de felicidad, son los
bienes particulares y concretos de la
realidad, porque ellos si pueden ser fines de los actos humanos. Pero estos son
bienes parciales y relativos y ninguno
de ellos puede, por sí solo,
satisfacer su sed del bien absoluto.
Si fuera posible que un hombre obtuviera con su esfuerzo consciente y libre todos los bienes
particulares deseados, tampoco
alcanzaría necesariamente el bien absoluto
de la felicidad, puesto que para ello es necesaria no solo la buena voluntad sino tambien la buena fortune. Además, la posesión de todos los bienes
particulares deseados es una hipótesis
de realización imposible, pues como
dice Jose Luis Aranguren, hay que contar con el riesgo, la defection y el fracaso, lo mismo que con la presencia del mal
y hasta con la muerte.
Podemos decir que la vida del
hombre es una lucha dramática
y frenática por lograr la felicidad, que es el bien absoluto y perfecto -la perfección-, que
existe objetivamente;
pero este logro implica que el hombre se apropie de la perfección y se haga, el mismo,
perfecto. Si un hombre
no se hace a si mismo perfecto, no puede alcanzar la felicidad, que es el bien perfecto o
absoluto, pues
la perfección personal es el único medio idóneo para buscar el fin de la perfección objetiva.
Hacerse perfecto a si mismo significa adquirir un carácter o
ethos moralmente virtuoso, cultivar la inteligencia y racionalizar la voluntad. Y esto no puede hacerlo
el hombre si no es a traves de los bienes particulares.Peroningúnbienparticular, ni la suma de todos ellos,
pueden hacer perfecto al hombre, porque son bienes relativos, finitos, limitados-no absolutos- que no sacian las
ansias humanas de felicidad y dejan siempre alhombresumidoeneldescontento y la inconformidad.
De que sirve entonces la ética? Si
la ética tiene coma objeto
formal el bien con el fin de orientar al hombre hacia su vida plena y lograda,
por lo cual se le ha llamado el arte de la felicidad, pero sus disposiciones y
orientaciones no pueden superar el inconformismo humano, que es clave antropológica,
¿de qué sirve, entonces, la ética?
Para responder este interrogante, citamos textualmente a Jose Luis
Aranguren, cuyas enseñanzas hemos seguido en estos trabajos: “pero la misión de
la ética no consiste en conducir al hombre a ella( la felicidad), lo que es imposible,
sino en dejarlo disponible para el acceso a un nuevo reino en el que ella le
será, tal vez, dada. Otra vez se hace patente la necesaria aberura de la ética
a la religion”
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