LA PROACTIVIDAD (III)

Inquietudes 6 de febrero de 2009


La proactividad (III)


Por JUAN FRANCISCO PEREZ MERCADO

 


La proactividad es, pues, la capacidad de elegir la respuesta, o lo que es lo mismo, la capacidad de elegir el acto. Y como esta elección se hace can la participación conjunta de la inteligencia y la voluntad del sujeto, es mucho más probable que un acto proactivo resulte ser un acto conforme al bien plenario del sujeto y, por lo tanto, a la ética. En contraste, un acto reactivo, que es indeliberado y automático y se produce como resultado de la ley de causalidad, no garantiza ni el acierto ni la moralidad del acto.

 

Con lo dicho hasta aquí creo que hemos dilucidado el primer interrogante, que versa sobre que significa elegir la respuesta. Significa elegir el acto y no permitir que este se produzca automáticamente por obra exclusiva del estímulo. Tambien hemos aclarado que la proactividad no es un hábito que consista únicamente en evitar convertirse en un administrador "apagador de incendios", sino que es una cualidad de las personas que les permite ser dueñas de sí mismas, es decir, libres, en cualquier ámbito de su vida.

 

En cuanto al segundo interrogante, que versa sobre como elegir la respuesta, diremos que esta se elige mediante un acto de autoconciencia del sujeto, el cual le permite darse cuenta de que está siendo impresionado por un estímulo, seguido de un acto de inhibición de la respuesta automática asociada en su interior a ese estímulo, y de un acto volitivo que lo lleva a usar la razón para analizar la realidad estimulativa que lo excita, y a conocerla estimativamente. Como consecuencia de estas operaciones, el sujeto emite juicios prácticos que propone a su voluntad, para que esta elija el último juicio práctico que precede al acto, el cual resulta así ser un acto libre.

 

 Queda dicho entonces que el modo de elegir la respuesta es ejerciendo la libertad interior. Recordemos que libertad interior es la capacidad que tiene todo hombre para tomar decisiones, o para ejercer su auténtico querer, como dice Regis Jolivet, o, como la define el psiquiatra Luis Carlos Restrepo: "La libertad es la capacidad que tiene el ser humano para romper su orden simbólico interno y para proponer nuevos modelos de pensamiento y acción". El orden simbólico que la persona proactiva debe romper es el orden natural de su automatismo animal o de su segunda naturaleza.

 

 

En lo que atañe al tercer interrogante, relacionado con la justificación de la proactividad, o en otras palabras, con la bondad o conveniencia de adquirir el hábito de la proactividad, es forzoso decir que la justificación de la proactividad es la misma justificación de la libertad interior del hombre, que es una de las más grandes y misteriosas características de su humanidad. Nadie osaría negar la bondad y consecuencial conveniencia de la libertad, pues sin el uso de esta capacidad, junto al de la inteligencia, el bien y el mal no serían posibles, ya que estos solo existen para el hombre, precisamente por ser racional y libre. Sin estas capacidades los hombres tampoco serían seres con dignidad humana.

 


 

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