UN GRAN HUMANISTA




Escrito por Manuel Vicente Jiménez Bula Sábado 22 de Octubre de 2011 20:15 

La llamada de José Higinio Rossi casi al mediodía de hoy me sorprendió. Aunque desde hace mucho tiempo nos une una amistad entrañable que se ha transmitido casi por todo el árbol genealógico de nuestras dos familias, últimamente nos comunicamos esporádicamente, quizás por mi “temporal” alejamiento de la radio, lo cual no significa, de ningún modo, que nuestro afecto mutuo haya decaído.
Después de renovarnos ese afecto con los saludos de rigor, José Higinio, en tono compungido, me dio la noticia: Muñe se murió el “Kiko” Pérez. Sabía que me dolería, como yo percibí que le dolía a él, quizás el más cercano de los periodistas y locutores a Juan Francisco Pérez Mercado, porque fue testigo de su inolvidable paso por la radio y mantuvo con él una gran amistad.
Me mostré sorprendido porque hace un poco más de 15 días me encontré con él en el centro de Montería y lo vi todavía con esa gran vitalidad que le caracterizaba y su extraordinaria voz intacta. Lo saludé afectuosamente y le escribí en mi tarjeta la dirección electrónica de la Revista Prisma como respuesta a su pregunta por mi alejamiento de la radio.
Al notar mi sorpresa José Higinio me informó que el “Kiko” había sufrido un infarto ayer, al que sobrevivió auxiliado por el cuerpo médico del IMAT, pero que esta mañana le había repetido y su corazón debilitado no pudo resistirlo.

Le agradecí a José Higinio la triste información y nos despedimos, cada uno pensando en el amigo que nos dejaba. Un minuto de reflexión me bastó para recordarlo como el más grande humanista de la modernidad en Córdoba.
Su máxima aspiración fue conseguir la plenitud moral, pues siempre estuvo convencido de que se podía lograr una vida feliz mejorando las condiciones de la vida humana en beneficio de todos sus semejantes.

Sus escritos sobre la moral y la conducta humana son un testimonio vivo de su amor por la investigación y de su rechazo al dogma, por la verdad en lugar de la ignorancia, la alegría en lugar de la culpa o el pecado, la tolerancia en lugar del miedo, el afecto en lugar del odio, la compasión en lugar del egoísmo y la razón en lugar de una fe ciega.

Esa concepción suya sobre la vida fue fundamental en su intenso trabajo para recuperar de la “quiebra” a la Caja de Compensación Familiar de Córdoba, de la que fue nombrado Director Administrativo el 20 de Noviembre de 1985, a instancias del Superintendente de Subsidio Familiar de la época, Germán Alberto Bula Escobar.

Veinte años después, en Marzo de 2.005, el “Kiko” Pérez se retiró de Comfacor, dejando una empresa consolidada como una de las más importantes del departamento, con una excelente imagen corporativa y convertida en la “sombrilla social 
de la familia cordobesa”.
Estoy seguro de que la mayoría de los cordobeses lo recuerdan hoy por esa extraordinaria labor y esos fructíferos veinte años en Comfacor que permitieron a los cordobeses disfrutar de excelentes servicios de salud, educación, recreación, turismo, capacitación, generación de empleo y vivienda.

Yo prefiero recordarlo como ese gran humanista, que a pesar de sus múltiples ocupaciones, enseñó con su ejemplo un modelo de vida que predica la plenitud moral como la esencia de una convivencia enmarcada en la dignidad, el respeto a la diferencia, el diálogo, el amor y la plena realización de lo mejor y lo más noble de lo que somos capaces como seres humanos.

A sus hijos y demás familiares mis más sentidas notas de condolencia y un estrecho abrazo de solidaridad por la desaparición de este extraordinario y querido ser humano.
 



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