PALABRAS DE JOSE MANUEL VERGARA






Don Juan Francisco Pérez Mercado falleció en Montería el 22 de octubre de 2011.
Por José Manuel Vergara 


Sumo a la larga lista de Galería de Ausentes, el nombre ilustre de Juan Francisco Pérez, con el inmenso pesar de perder a un amigo de valía que se ganó un espacio en la sociedad cordobesa a punta de estudio, de honestidad, de rectitud y pulcritud.

Como era un hombre de fe, y fe es la proyección consciente del hombre hacia el futuro, en ese sucederse de constante superación, logró convertirse en paradigma de sus contemporáneos.

Juan Francisco Pérez era uno de los pocos hombres que hacía concordar su pensamiento con su conducta. Y se proyectaba a los demás con la convicción de estar predicando su verdad. Un hombre coherente en lo que predicaba y practicaba. Un pensador ético que disponía de la formación necesaria para opinar correctamente. Tenía conciencia de que la ética es un juicio de valores que incide sobre la conducta de los hombres, considerados individual o colectivamente. En el amplio radio de acción de sus conocimientos, no tenía cabida el “incorrecto modo de pensar” de quienes parten de premisas falsas y pretenden llegar a conclusiones verdaderas.

Juan Francisco Pérez, era un filósofo que quería saberlo todo a profundidad. Había que leerlo verticalmente. Cuando él hablaba de la ética, de la moral, de la libertad, de la democracia, de la virtud, del carácter, en fin, de los valores que definen las reglas de la personalidad, su discurso trazaba líneas para un hombre integral en el más estricto sentido de la palabra.

Él era un convencido de lo que estaba diciendo. Ya no tenía dudas acerca del camino verdadero: había convertido su vida en un apostolado al servicio de la verdad y los comportamientos, y cumplió la difícil misión de actuar a tono con su conciencia y la justicia.

Sus cátedras universitarias, sus intervenciones en foros especializados, sus invocaciones y charlas en el Club Rotario de Montería y sus conferencias en diversos escenarios de la ciudad adonde era invitado con frecuencia, fortalecían su calidad de intelectual que dignificaba y le daba sentido a la vida.

Siempre me sentí honrado con su amistad, y le profesé el respeto que merecen los seres superiores. Y no dudo que los jóvenes que asimilaron sus enseñanzas, conservarán su imagen de hombre manso y sabio y su voz pausada y densa, haciendo claridad sobre la necesidad de llevar a la práctica las virtudes que se predican. Ese es su legado para quienes sepan aprovechar el itinerario de su vida para decantarse y ascender.

Montería, 22 de octubre de 2011





Comentarios

  1. Como lo manifesté en el grupo a nuestro amigo y compañero Oscar Que de tal palo tal astilla el padre de el dejo " semilla" siempre ha sido una persona intachable.

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  2. Hombre ejemplar, de disciplina, de letra y lectura. Un orador con su arte de expresión. Dado a su familia, a su trabajo y compromisos. Le dio a cada momento su importancia y nos enseño a conocer nuestros valores, el valor de la familia, la ética al compromiso con palabras y acciones.

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